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¿Qué genera pandillas en Lima?


Protestando por no ser ciudadanos. Los jóvenes pandilleros de Lima.
Villegas Alarcón, Francisco
Factores que generan las Pandillas Juveniles
1. La Pobreza
Empiezo citando el comentario de un pandillero del distrito de Independencia que al respecto me parece una opinión representativa:
“Yo pertenezco a la clase pobre por las comodidades que no tengo y también por el barrio donde vivo. En un barrio de Miraflores no va a ver pandilleros que se agarren a piedras y a cuchillos” (“Gordo”, 19 años, pandilla “los malaguas”, Independencia)
Pobreza entendida como incapacidad para satisfacer necesidades básicas. Estos distritos son de los más poblados del país. Por ejemplo, San Juan de Lurigancho que es el distrito más grande en población del país tiene aproximadamente un millón de habitantes que representan el 12% de la población de Lima. En estos distritos, de acuerdo a cálculos del Inei, se encuentra la mayor cantidad de hogares bajos y medios bajos. Es el caso de San Juan de Lurigancho cuyo 79% de su población es de estrato bajo y medio bajo.
La pobreza de las zonas urbano marginales puede generar en los jóvenes de estos distritos Anomia; este término introducido por Durkheim y desarrollado posteriormente por Merton explica que la sociedad genera en sus miembros expectativas por obtener determinados bienes valorados, pero cuando los individuos no tienen los medios necesarios para alcanzarlos esta situación generan en ellos desencanto y frustración.
En el caso específico de los jóvenes de distritos urbano marginales de Lima la dinámica sería la siguiente: en los actuales tiempos de globalización y desarrollo de las comunicaciones de masas, los jóvenes son seducidos por una propuesta de un cierto tipo de estilo de vida; el occidental mercantil.
Esta moda de vida genera en estos jóvenes deseos por adquirirla, previamente alentados por su familia con el mandato generacional de ascenso social, pero al intentar alcanzarla se percatan que no tienen las condiciones y recursos necesarias para obtenerla debido sobretodo a su bajo nivel económico. En consecuencia, estos jóvenes pueden usar medios ilegales para alcanzar dichos bienes deseados: uno de estos medios sería la delincuencia.
Enfocándolo a nuestro tema; la pandilla es un espacio a través del cual estos jóvenes por medios del robo esporádico y de menor cuantía pueden adquirir bienes como dinero, ropa, artefactos (en su mayoría “de marca”); objetos que difícilmente obtendrían con el dinero que le dan sus padres o tutores o con los cachuelos eventuales que realizan.
2. Crisis de las Instituciones Sociales Básicas
La crisis de las instituciones viene a ser la ineficiencia de las entidades socializadoras del individuo para cumplir las funciones delegadas por la sociedad. En este problemática, estas instituciones serían:
La Familia
Renato un pandillero del distrito de San Martín de Porres confiesa lo siguiente:
“A veces tu necesitas alguien que te escuche, alguien que te entienda, en esos momentos la familia no está...no tanto como que sustituya a la familia, sino que a veces que tengo problemas me voy a la calle y hablo con mis patas y mis patas me escuchan” (“Renato”, 20 años. “Los Panaderos” de San Martín de Porres)
Tomando como referencia un informe de Cedro (El Mundo familiar de los Jóvenes en el Perú de Hoy. Dr. Alfonso Mendoza, 1993) se reconoce que las principales funciones que la familia tiene para con el individuo son: satisfacción de necesidades básicas, socialización y educación, protección y desarrollo emocional. Entonces, desde este enfoque funcionalista, los pandilleros en su mayoría provendrían de familias disfuncionales.
Una investigación al respecto del sociólogo Julio Mejía (Factores Sociales que explican el Pandillerismo Juvenil. En Revista de Investigaciones sociales No. 8, UNMSM, 2001) establece que las familias de los pandilleros son en su mayoría pobres, sus padres (que generalmente son convivientes) no ganan lo suficiente para satisfacer las necesidades básicas de los miembros del hogar (hogar que muchas veces es numeroso) debido a esto, deben dedicar la mayoría de horas del día al trabajo, esto hace que sus hijos no estén con ellos prácticamente todo el día y no se pueda llevar a cabo su función de tutores. Además, en la familia de los pandilleros es muy frecuente la violencia sobre todo del padre contra la madre lo que muchas veces termina en la separación de los cónyuges.
Esta ineficiencia de la familia es suplida por la pandilla; de acuerdo al psicólogo Federico Tong la pandilla permite a los jóvenes satisfacer necesidades de tipo psicosociales: contar con personas con las que puede hablar y ser escuchado desarrollando lazos de amistad donde se da una mutua comprensión, atención y protección. Debido a ello, estos jóvenes consideran más satisfactorio estar más tiempo en la pandilla que con la familia.
La Escuela
Un integrante de una pandilla del distrito de Comas nos cuenta una situación desagradable en su colegio:
“...el problema era que yo estaba en la formación todo bacán y me había ido a mojar el cabello, y el profesor se asó y me dijo que limpiara el salón. Yo le dije: ya profe voy a traer la escoba, no, con tu mano me dice... Entonces yo le hice el pare, y el llamó al auxiliar y me llevaron a la dirección, y de ahí me expulsaron”(“Pantera” 17 años “Los Chicos Rojos” de Comas)
La función de la escuela es brindar las condiciones para la formación intelectual, social y vocacional de niños y adolescentes; es también un medio importante para la inserción del joven en la vida adulta a través de la profesionalización educativa. Para las personas de sectores populares, la educación es el principal medio de ascenso social.
Volviendo a citar la investigación de Mejía, generalmente los pandilleros han asistido a colegios estatales y la mayoría de ellos han sido expulsados del colegio o han desertado. Esto evidencia la crisis del sistema educativo nacional que es uno de los más atrasados de Latinoamérica: los contenidos no responden a las necesidades reales y cotidianas de los educandos, maestros con deficiente formación y baja remuneración, entre otros.
Ahora, con relación al problema que estamos tocando, el sistema educativo estatal tiende a expulsar o a hacer insostenible la asistencia de un adolescente o joven que presenta problemas de conducta y disciplina al colegio. Por ello, para los expulsados o desertores escolares, el no haber terminado la secundaria significa un trauma, pues al verse frustrado el mandato generacional de ascenso social a través del estudio, el joven ve truncadas sus expectativas de éxito ya que sin estudios profesionales futuros es poco probable que tenga un buen empleo, y como consecuencia desisten de poder lograr un proyecto de vida formal y reconocido por la sociedad.
Habiéndose truncado en el joven el medio para su reconocimiento social; la pandilla –citando a Tong- proveería al joven de un reconocimiento que no le dio la sociedad: la posibilidad de ser respetados por sus contemporáneos debido básicamente por sus habilidades para la pelea. Es en esa micro sociedad del mundo pandillero donde estos jóvenes se sienten protagonistas y pueden escapar del anonimato y rechazo que experimentan en la sociedad y que
está representado por su fracaso en los estudios.
Ser un guerrero, un buen peleador será el requisito principal para ganar la admiración de los miembros de la pandilla, la atracción en las chicas y el temor y respeto de los pandilleros rivales dentro del sub mundo de
las pandillas barriales.
El Sistema de Seguridad Pública
Al pandillero se le considera delincuente, reduciendo su motivo de agrupación a lo puramente criminal. Además, a los infractores menores de edad se les dará una internación de 3 años en centros de reclusión de menores, el problema es que estos centros como el conocido “Maranguita” han tenido muchas denuncias que señalan que en vez de ayudar terminan por malograr del todo al adolescente. A los pandilleros que cumplen la mayoría de edad se les traslada a centros penitenciarios en un ambiente de criminales profesionales.
El otro factor de seguridad pública es la Policía Nacional institución encargada de velar por la seguridad ciudadana. Cuando tratan el problema de las pandillas los policías más realizan una acción de represión que de prevención; interviniendo sólo para detener a los pandilleros y dejando de lado la función más importante que significa la prevención, apoyo y negociación con las pandillas fuera de los momentos de peleas. Esto debido a la evidente falta de preparación en cuanto al conocimiento de la problemática, así como falta de preparación sobre metodologías educativas a utilizar para realizar una efectiva intervención.
3. La Violentización de la Sociedad
Lo que expresa Peter de una pandilla de Villa el Salvador ejemplifica el concepto violentización social:
“Yo me parezco más a mis tíos soy más violento, no me gusta que me peguen, al toque respondo” (“Peter”, 16 años, “pandilla Chicago chico”, Villa el Salvador)
Se entiende por violentización a la relación de dominio y sumisión en la vida cotidiana donde la agresión verbal y física es muy frecuente entre las personas tanto al interior de las familias como con los vecinos.
Y es que una de las características más saltantes de la sociedad actual es la presencia de violencia en cada nivel de la interacción humana. En el ámbito familiar se produce violencia entendida esta como cualquier acción u omisión que cause daño físico o psicológico, maltrato, amenaza o coacción grave que se produzca entre cónyuges, convivientes, ascendientes, descendientes, etc (Innpares: 2002). Según un informe reciente del ministerio de Desarrollo Social “la violencia familiar es un problema que en los último años se ha incrementado en nuestro país, dan cuenta de esto algunos estudios poblacionales y estadísticas de caso de denuncias en comisarías y/o servicios especializados... (Programa Nacional contra la Violencia Familiar y Sexual: 2001).
Hay un consenso en cuanto a las investigaciones de pandilleros, que la mayoría de ellos provienen de familias donde se desarrolla un alto contenido de violencia; de esta forma el niño puede crecer en un ambiente donde es habitual ver al padre insultar y pegar a la madre, y también ellos experimentan este tipo de trato de sus padres y/o tutores mayores, dándose el caso también de abuso sexual.
Posteriormente cuando estos niños son adolescentes y empiezan a frecuentar otros espacios sociales como el colegio y los amigos del barrio, empiezan a interiorizar un modelo de masculinidad caracterizado por la rudeza, a través de experiencias y relaciones aprenden lo que significa “ser hombre”: abusar y no ser abusado, soportar el dolor y no expresar sufrimiento. De esta manera, estos jóvenes pueden llegar a formar parte de una pandilla y posteriormente talvez de una banda delincuencial.
Toda esta situación viene dada dentro de una coyuntura de violencia política que el país vivió desde inicios de los ochenta lo que hizo habitual en la población conocer de asesinatos, destrucciones, coches bombas y desapariciones de familiares.
Y finalmente, la negativa mayor influencia que cobró los medios de comunicación de masas que transmitían de manera indiscriminada violencia física y sexual; las investigaciones revelan que los pandilleros gustan de ver las denominadas “películas de acción” y que sus personajes favoritos son los héroes de guerra:
“Me gusta las películas de acción porque ves cuando disparan, uno cuando ve eso se siente igual. Mis personajes favoritos son Stallone, Shwarzeneger por su cuerpo, Bruce Lee por que le gusta pelear con puño. Igual como a mi que me gusta pelear con puño” (“Chapemayta”, 16 años, pandilla “Rico Túpac”, San Martín de
Porres” ).
En conclusión, la generación de adolescentes y jóvenes de los 90’s creció dentro de un ambiente totalmente permeado por la violencia. Esto sumado a la pobreza y la crisis son las circunstancias que más influyen en el joven de sectores populares a la hora de decidir ingresar o no al mundo pandillero.

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