Desde el día miércoles 9 de marzo, si no hay percances de última hora, se inicia la campaña por una alimentación saludable en nuestro colegio. El propósito es que los niños eviten el consumo de comida chatarra; ahora sabemos -gracias a investigaciones en Estados Unidos- que existe la posibilidad de que nuestros alumnos puedan aumentar en un 15 por ciento su rendimiento académico si eliminamos de su consumo habitual alimentos con alto contenido de azúcares, saborizantes, preservantes y colorantes artificiales; se ha comprobado que estos últimos pueden agudizar la hiperactividad y déficit de atención en niños y adolescentes, por lo que evitando las gaseosas y jugos envasados que tanto se consumen, estaríamos contribuyendo a mejorar su desempeño académico. Debemos lograr en el curso de este año que en los recreos nuestros alumnos consuman alimentos naturales: frutas, verduras, cereales integrales y agua.
Cambiar hábitos alimenticios de toda una vida es una tarea gigantesca, y nada se hará sino contamos con el apoyo de toda la comunidad educativa. Aquí un artículo de Juan Carlos Cuadros publicado en El Comercio; también un video de la entrevista a Geraldine Maurer, especialista de ASPEC (Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios).
Cambiar hábitos alimenticios de toda una vida es una tarea gigantesca, y nada se hará sino contamos con el apoyo de toda la comunidad educativa. Aquí un artículo de Juan Carlos Cuadros publicado en El Comercio; también un video de la entrevista a Geraldine Maurer, especialista de ASPEC (Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios).
Comer sano es, sin duda, el camino hacia una buena salud. Una alimentación balanceada no solo es importante para mantenerse en forma sino también para evitar ciertas enfermedades originadas por una mala nutrición. Y si esta práctica —que debería cultivarse como un hábito— la trasladamos a los colegios, estaríamos reduciendo considerablemente los índices de obesidad en niños y adolescentes.
Mas aun si los peruanos leen poco las etiquetas de los productos alimenticios, no hacen caso a las advertencias de los especialistas y se dejan llevar casi siempre por lo que dice la publicidad.
QUIOSCOS NO TAN SANTOS
Lograr que los chicos tengan una alimentación saludable durante el período de clases es todo un desafío. Muchos pasan casi todo el día en el colegio. Y comen en el quiosco o vacían la lonchera que llevan desde casa.
Otros, si bien van por menos tiempo, cuentan con horarios complicados para almorzar o merendar entre las actividades del colegio y las extracurriculares (inglés, natación, básquet, guitarra, entre otras).
En el Perú, entre el 15% y el 18% de niños —según cifras publicadas por Essalud— padecen de sobrepeso u obesidad, mal que afecta, sobre todo, a los pequeños de entre 6 y 9 años. Una situación que se agrava con el tiempo porque las familias no estimulan hábitos de vida saludables, reducen su esperanza de vida en diez años y corren el riesgo de desarrollar diabetes (tipo II), enfermedades respiratorias y del corazón, hipertensión arterial, cáncer, entre otras.
¿DÓNDE ESTÁ EL PROBLEMA?
En los malos hábitos. Sabemos con seguridad que las máquinas expendedoras en algunos colegios facilitan que los niños consuman comida chatarra. En otros, los quioscos ofrecen alimentos que podrían ser etiquetados como comida chatarra. Poco se estimula el consumo de frutas o verduras.
Para muchos, la lonchera escolar se reduce a una propina para que el niño se compre lo que se le antoje en el quiosco: un refresco o una gaseosa, barras de chocolate, galletas saladas o dulces y la infaltable bolsa de papas fritas.
La lonchera es parte de la alimentación del día, su función es complementar las comidas principales (desayuno, almuerzo y cena) sin sustituirlas o desplazarlas, para cubrir las necesidades de nutrientes y energía.
Por ello es necesario que se restrinja la venta de comida chatarra en los colegios —públicos y privados—, se promueva el consumo de verduras y frutas entre los escolares, se incentive la práctica del deporte y, sobre todo, se eduque a los padres de familia para que contribuyan a mejorar el rendimiento intelectual de sus hijos.
SEPA MÁS
Mejor es agua
Por cada vaso o botella (250 ml) de gaseosa (incluso light o diet) que consume un niño por día, la posibilidad de que se convierta en una persona obesa aumenta un 60%.
Mal que aumenta
El 20,6 % de niños en el Perú tiene sobrepeso y el 15,5%, obesidad, porcentajes de mayor prevalencia en los colegios privados. Hace tres años las tasas eran menores en 3%.
Para tener en cuenta
El incremento de 1% de grasa saturada eleva el colesterol malo (LDL) en 2%. La disminución del consumo de colesterol y grasa saturada reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas en un 21%.
A comer pescado
Las grasas buenas, denominadas Omega 3, casi exentas en la dieta de los niños, reduce el riesgo de mortalidad por motivos cardíacos en un 14% y mejoran la concentración.
Buenos resultados
Erradicar alimentos con alto contenido de azúcar, colorantes, saborizantes y preservantes mejora el rendimiento académico en un 15%, según estudios realizados por científicos en diversos colegios de Estados Unidos.
LA CIFRA
2’000.000 de peruanos tienen diabetes y la mitad no sabe que la tiene. La causa: el consumo en exceso de azúcar y grasas.
DEL CONSULTOR
Nutrición infantil y quioscos sanos
Las grasas trans que contienen las frituras (hojuelas de papa y maíz, salchipapas), así como quesos, galletas y bizcochos fabricados con grasa vegetal hidrogenada, inhiben la síntesis de ácidos grasos esenciales, y afectan el crecimiento, la salud y el desarrollo de los niños.
Pero hay algo más: el consumo crónico de grasas trans y saturadas genera infartos cerebrovasculares y algunos tipos de cáncer.
Los colorantes artificiales, aditivos, conservantes, azúcar (sobre todo la de las golosinas) y gaseosas también producen alergias, hiperactividad y déficit de atención. Estos alimentos, presentes en los años de escolaridad, generan un impacto muy negativo en los niños y jóvenes.
El colegio debe ser un lugar de aprendizaje integral, no un lugar donde se enseñe la teoría y se practique lo contrario en relación con la salud y alimentación. Y algunas de estas instituciones no están siendo consecuentes con lo que predican.
GERALDINE MAURER FOSSA. Nutricionista
CLÍNICA SAN BORJA
El Comercio, 27-03-2010.