La
Floral (La Victoria – Lima Metropolitana)
Hasta
fines de los años noventa, la avenida La Floral, en el distrito de
La Victoria (Lima Metropolitana), estaba tomada por más de 700
delincuentes y drogadictos. Asaltaban personas, saqueaban viviendas,
desmantelaban autos, robaban a los microbuseros y a los taxistas. Las
principales víctimas de estos delitos eran, desde luego, los vecinos
del lugar. Toda empresa estaba condenada al fracaso, todo negocio era
imposible; y la vida expresaba el infierno cotidiano del miedo y la
penuria.
Cuando
Susano Enciso llegó a ese vecindario, en 1990, solo quedaban 3
empresas agonizando en La Floral. Nadie quería llegar a ese lugar.
Ni para pasar, menos para comprar o vender otra cosa que no fuera
droga. Los vecinos malvendían sus casas y las que quedaban eran
ocupadas por los delincuentes. La esquina de Yerbateros y la avenida
Circunvalación era considerada como tierra de nadie. Los carros de
transporte público eran los objetivos preferidos de asaltos y
desmantelamientos al paso. Las autoridades sabían lo que pasaba pero
no actuaban. Algunas, por el contrario, lucraban con las bandas.
El
vecino Susano Enciso decidió emprender la titánica tarea de
recuperar el vecindario para la inmensa mayoría de habitantes
honestos. En 1997 convocó a algunos vecinos (inicialmente solo cinco
aceptaron unirse; luego, poco a poco, el número de personas se
incrementó) y comenzaron a conversar con la gente para organizarse.
Una vez que lograron consolidar un núcleo de acción, pidieron ayuda
a la Policía para poder limpiar la zona de manera conjunta.
Fortalecidos
con este respaldo, los vecinos salieron al frente, encontrando una
fuerte resistencia, amenazas y ataques por parte de los delincuentes.
Lejos de amilanarse, persuadieron a más vecinos para que se sumen a
la cruzada. Poco después descubrieron que muchos policías no solo
se negaban a actuar sino que les ponían obstáculos. Había
complicidad y corrupción extendida. Se llegó a detectar que muchos
actuaban en combinación con los delincuentes. Entonces, Susano y los
vecinos organizados tuvieron que acudir a la Inspectoría de la
Policía en 1998.
La
presión de la Junta Vecinal llevó a la Inspectoría a tomar
acciones, tales como el cambio de los policías implicados. Pero, no
todos los policías estaban bajo el manto de la corrupción. También
se dieron notables excepciones, como fue el caso del capitán PNP
Sánchez Popuche en el año dos mil. Era un policía comprometido con
su comunidad, que optó por convocar a todos los vecinos del cerro El
Pino y de los alrededores a sumarse a esta tarea. La organización,
el número y el respaldo policial les dieron la fuerza para
movilizarse (ya había 80 coordinadores, de quienes dependían muchos
más vecinos) y tomar las primeras medidas decisivas: cerraron casas
dónde se vendía la droga, clausuraron prostíbulos y cantinas
clandestinas, botaron a los delincuentes y limpiaron las calles, las
cuales estaban convertidas en un muladar. “Por aquí nunca había
pasado un carro recolector, los colchones estaban tirados por todas
las 8 cuadras de la avenida... fue toda una odisea ... desde ese
momento los vecinos nos apostamos en el lugar, no salimos para nada,
nos turnábamos [en la vigilancia de las calles] cada seis horas por
un mes para que los delincuentes no puedan regresar al lugar. La
Policía hacía lo suyo y nosotros los acompañábamos”, cuenta un
vecino del lugar.
Poco
a poco se impuso la calma en el cerro el Pino y la Avenida La Floral.
Fue un proceso largo, cuya consolidación tomó seis años, hasta el
2004. Ahora se puede apreciar calles ordenadas con árboles
sembrados. Luego, se construyeron casetas de auxilio rápido y, con
el apoyo del vecindario y de los empresarios que iban llegando, se
logró construir una pequeña comisaría que está ubicada en las
faldas del cerro el Pino y la Avenida México.
Susano
Enciso, el líder mayor de las Juntas Vecinales, prosigue en su tarea
de organización y capacitación de nuevos líderes. Las amenazas no
amedrentaron a este intrépido dirigente, que logró, a base de
tenacidad y valentía, organizar a los vecinos, obligar al Estado a
intervenir en su ayuda y así convertir un escenario de pesadilla en
calles donde el esfuerzo honesto de sus habitantes cimenta un
progreso que ya no está parasitado por la delincuencia ni doblegado
por el temor.
http://www.seguridadidl.org.pe/destacados/2007/18-05/texto1.htm
ALAVE:
Una buena y concreta experiencia trujillana en seguridad ciudadana
El
proyecto ALAVE consiste en el diseño e implementación de un sistema
de alarmas vecinales inteligentes o alarmas con monitoreo. La idea es
empadronar a los vecinos en grupos de doscientos, en cuya cuadra se
instala una alarma, la cual se encuentra a cargo de un brigadista,
que tiene en su memoria los teléfonos de esos doscientos vecinos.
Esta alarma cumple una doble función ante la llamada de emergencia
que sea realizada por cualquiera de los vecinos empadronados. Por un
lado, se activa la sirena de emergencia, lo cual alerta a los demás
vecinos del hecho delictuoso y genera un efecto disuasivo en el
delincuente; y, por otro, se reporta la emergencia directamente a una
de las cuatro troncales telefónicas de la Policía Nacional en
Trujillo, a fin de dar aviso inmediatamente a los agentes policiales
o a los miembros del Serenazgo que se encuentren patrullando por la
zona, para lo cual se viene trabajando en un plan coordinado de
patrullaje entre ambas instituciones.
Las
llamadas que realizan los vecinos son gratuitas. Incluso, pueden ser
realizadas a partir de teléfonos celulares, lo cual permite que el
vecino, a pesar de que se encuentre fuera de su hogar, pueda activar
la alarma. Esto resulta sumamente útil, por ejemplo, en situaciones
en las cuales se quedan los hijos solos en casa pues permite que
éstos puedan avisar a sus padres de cualquier intento de robo que
tenga lugar en la casa y que éstos activen la alarma para solicitar
la rápida intervención de la policía.
Se
ha venido trabajando este proyecto los últimos siete u ocho meses en
distintos distritos de Trujillo, tales como El Porvenir, La
Esperanza, El Milagro, Huanchaco, Laredo, Cartavio, Florencia de
Mora, entre otros. En estos distritos están en proceso de compra las
alarmas vecinales.
En
el marco de esta reunión, el General PNP Eduardo Arteta Izarnótegui,
Jefe de la III Dirección Territorial PNP y principal impulsor de
este proyecto, anunció que la labor de empadronamiento, que
implicará aproximadamente el censo de cincuenta mil personas, viene
realizándose de manera coordinada por los efectivos de la III
Dirección Territorial de la Policía Nacional y por los miembros del
Cuerpo de Serenazgo de la Municipalidad Provincial de Trujillo. El
General Arteta también destacó que este sistema de alarmas
inteligentes había sido diseñado por un grupo de ingenieros
trujillanos. Asimismo, agradeció el apoyo que viene brindando la
Municipalidad Provincial de Trujillo en el ámbito de la seguridad
ciudadana, que viene dándose a través de acciones concretas, tales
como la dotación de equipos de cómputo actualizados a cada
comisaría de la ciudad, el mejoramiento de los servicios higiénicos
de las comisarías, y la compra de 240 alarmas vecinales para la
implementación del proyecto ALAVE.
Cabe
destacar que en Trujillo también se están gestionando otros
programas policiales interesantes en materia de seguridad ciudadana,
tales como “Taxi Cívico”, que consiste en la interconexión
radial entre distintas empresas de taxi para reportar emergencias a
una central telefónica especial gestionada por los propios taxistas;
y la “Fábrica de Escobas”, que consiste en la captación de
jóvenes en situación de riesgo de caer en la delincuencia
brindándoles la oportunidad de estudiar y trabajar a través de la
fabricación y de la venta de escobas.
http://www.seguridadidl.org.pe/destacados/2010/24-05/alave_trujillo.htm
La
Fábrica de escobas
El
pandillaje juvenil es un problema en muchos sectores periféricos de
la ciudad. La falta de oportunidades, hogar disfuncionales y un clima
de violencia generalizada que parece envolver a estas zonas son
factores que promueven la delincuencia.
Ante
esta realidad, la Policia Nacional esta implementando diversos
problemas de reinserción social que les permitan a los jóvenes de
escasos recursos económicos tener una mejor oportunidad de vida.
La
fabrica de Escobas, que funciona en la comisaría de Florencia de
Mora, es el primer programa de este tipo que se ejecuto. Allí los
jóvenes aprenden a confeccionar escobas de paja y fibra sintética
(escobillones), que luego son vendidos aprecios de costo en los
diversos mercados de la ciudad.
Fuente:
Diario La Industria, Trujillo 13 de Junio del 2010
El
Programa Patrulla Juvenil Fábrica de Escobas PNP, es unainstitución
dedicada a velar por el desarrollobiopsicosocial de los y las jóvenes
que la integran,ayudándolos a convertirse en personas
conscientes,analíticas, creativas y con altos índices
morales,capaces de integrarse a la sociedad en que sedesenvuelven
preparados para el trabajo y para lavida. Nuestra labor consiste en
captar a jóvenes de muybajos recursos económicos, de zonas
marginadas endonde los problemas sociales son luz del día, y
dondejustamente los jóvenes se encuentran en riesgo social y moral.
Por
ello se les motiva para que pretendan desarrollar sus habilidades
manuales e intelectuales, que quieran aprender un oficio que les
pueda ser útil para generar sus propios ingresos y a la vez puedan
estudiar para ser jóvenes de bien.Una vez captados a los jóvenes
que cumplan con los requisitos (ser un/una joven con bajos recursos
económicos, con problemas intrafamiliares, sin oportunidades), los
Psicólogos egresados de la Universidad César Vallejo y la
Trabajadora Socialegresada de la Universidad Nacional de Trujillo,
proceden a registrar sus datos completos y a evaluarlos tanto
psicológica como socialmente, de manera que podamos conocer la
realidad en la que ha sido formado y comprender actitudes demostradas
en el presente. Luego se procede a realizar las visitas
domiciliarias, para constatar los datos brindados por el usuario y a
la vez para entablar una comunicación de mayor empatía y confianza
con los familiares del o la joven. Así como también se realiza
conversaciones informales con algunos vecinos de la familia, para
conocer los comportamientos que adopta por su respectiva zona. Luego
estos jóvenes pasan a formar parte de la normativa establecida para
todos y todas las integrantes del Programa, rigen sus labores
y/oactividades en base a un horario específico desde que se levantan
hasta que pasan a acostarse. Brindando tiempo para realizar su aseo
personal, limpieza de los ambientes del Programa, tomar sus
alimentos, capacitarse en el taller de Escobas, capacitarse en los
talleres de Psicología y Trabajo Social, desarrollar sus capacidades
motoras con el Sub Oficial a cargo y desarrollar sus capacidades
intelectuales con los profesores de diversas áreas (Matemática,
RazonamientoMatemático, Razonamiento Verbal, Historia, Geografía,
Cívica, Filosofía y Lógica) que brindan servicio en nuestro
Programa de manera solidaria, apoyando la labor que realizamos.
Informe
de la PNP “Fábrica de Escobas”.
Evaluación:
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