En un ambiente de agresión permanente, de insultos y bromas pesadas, es nadar contra la corriente proponerse instituir en un aula de educación básica: el respeto como valor. Toda interacción entre estudiantes está mediatizada por la agresión que en casos particulares es violencia stricto sensu o abuso físico.
En una sociedad en la que se aprende a despreciar al otro, a utilizarlo o eliminarlo si se interpone con intereses personales, como a diario se observa en los titulares de la prensa, no es raro que niños y adolescentes no sepan valorar o apreciar a los demás, condición del respeto.
La asamblea de aula sería una estrategia ideal para encauzar esta agresión y cambiar actitudes. El trato amable es el propósito que debe guiar una asamblea; la discusión de propuestas de acción tendría que exigir de los estudiantes fundamentos rigurosos en sus intervenciones, disuadiéndolos de la ofensa o agresión gratuita a las que están habituados. La participación asertiva se convertiría en el puente o ruta necesaria hacia el respeto.
Está bien dicho: “La Asamblea es ese espacio donde aprender autonomía, donde madurar con ayuda del grupo, desarrollar la empatía y el pensamiento crítico a medida que sus miembros negocian, hacen propuestas constructivas de trabajo o de organización, llegan a acuerdos y asumen responsabilidades. Nos permite descubrir y aprovechar las potencialidades individuales y del grupo, dando respuesta más realista a las necesidades y las distintas formas de aprendizaje que se dan en la práctica. Responde a la idea de una educación que busca trabajar la crítica, la afectividad, lo colectivo y que busca crear personas capaces de hacer su aportación constructiva a la sociedad”. *
* Metodologías innovadoras e inclusivas en educación secundaria: los grupos interactivos y la asamblea de aula.