Ir al contenido principal

El ocaso de la democracia liberal


En las sociedades capitalistas predominan las relaciones desiguales de poder. Una de las características del parlamento burgués es legislar en provecho propio, sobretodo en cuanto concierne a salarios, viáticos, propinas y garantías (para vivienda, en el plano de la salud, transportes para familiares, etc.) "No hay nada más peligroso que la influencia de los intereses privados en los asuntos públicos", escribió Rousseau en El contrato social.

Ser elegido concejal, diputado o senador se vuelve, para muchos, una ambición personal carente de cualquier motivación de servicio al bien común. La elección se transforma en una lotería. El premiado asciende a la esfera blindada por el aura de autoridad, exento de todo peligro de que la sociedad le investigue y, eventualmente, lo castigue. Sólo puede ser juzgado por sus pares e instancias superiores, casi siempre marcadas por una complaciente connivencia.

El ocaso de la democracia liberal viene originado por el control social sobre el poder público. Los abusos salen a la luz merced a las investigaciones de la prensa, de los movimientos sociales y las ONGs que se dedican a revisar las cuentas públicas y hacer transparente la actuación de los políticos. De ese modo se echan las semillas de una nueva era democrática, la de la autoridad compartida.

Ese ejercicio ciudadano de control de los elegidos y de la máquina del Estado va minando poco a poco la excusa políticamente amparada en el coronelismo, en el compadrazgo, en las amenazas veladas y explícitas, en la amplia red de nombramientos y compensaciones, que van desde las licitaciones amañadas hasta el salario astronómico de un confabulado. Se rompen las cuerdas que envuelven el poder, lo desprivatiza, lo devuelve a su auténtica finalidad: el servicio al público.

En la democracia participativa la autoridad es ejercida por el ciudadano y la ciudadana, a quien el político, como servidor, tiene el deber de rendir cuentas. Se toma en serio el concepto de democracia: el ejercicio del poder, no solamente en nombre del pueblo, sino para el pueblo y con el pueblo. A través de mecanismos de control del desempeño de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, se conocen sus hechos y se revelan los oscuros meandros que hasta entonces favorecían las oscuridades encubridoras de las sinvergüenzadas cometidas a espaldas del público y con el dinero del contribuyente.

Ahora todos saben que el rey está desnudo. Poco a poco se rompe la antigua hegemonía de poder que consistía en el control de los medios, en el sometimiento de los partidos a figuras caudillescas, en la creación de una amplia red de influencias a través de nombramientos orientados al fortalecimiento de las bases políticas que le aseguraban a una familia, grupo o partido la perpetuidad en el poder.

Se refunda el Estado moderno. En América Latina y El Caribe despunta la primavera democrática que rechaza los golpes de Estado, como sucede ahora en Honduras, y se veta el acceso al poder de los políticos sumisos al recetario neoliberal. Para horror de las viejas oligarquías, muchos elegidos tienen su origen político en movimientos sociales, gobiernan en beneficio de los más pobres y no descartan la utopía de una sociedad poscapitalista.

Es cierto que en este período de transición de la democracia liberal a la democracia real, participativa, se mezclan luces y sombras, como alianzas electorales entre sectores progresistas y conservadores, en el ambiguo compás de una de cal y otra de arena. Los intereses electoreros se sobreponen al rigor ético; el uso del dinero público se oculta con las tarjetas de crédito y las inversiones institucionales, como fondos de pensión, inmunes a la transparencia; empresas privadas compran a políticos y partidos a través del financiamiento de las campañas.

Además del sistema político, la democracia debe robustecer el sistema económico, en los ámbitos familiar, racial, sexual, religioso, en las relaciones comunitarias y corporativas. Eso no se logra sino a través de mecanismos e instituciones que obliguen al Estado a someterse a un efectivo control popular.

Extracto del artículo de Frei Betto

Entradas populares de este blog

La Falsabilidad de Karl Popper

Al haber descartado a la inducción como método científico, por cuanto pensar que de la simple observación de hechos se pase al establecimiento de leyes no tiene justificación lógica, Popper propone un criterio de demarcación para distinguir a la ciencia de la pseudociencia: la falsabilidad. Según este criterio una teoría es científica si es refutable o falsable. Para Popper toda teoría debe ofrecer la posibilidad de someterse a prueba, es decir de contrastar su contenido, pero no buscando su verificabilidad sino su falsación. La falsación consiste en poner a prueba una teoría o hipótesis buscando hechos que demuestren su falsedad. Aquellas teorías que mediante este proceso sean refutadas serán falsas pero aquellas que no lo son pueden ser verdaderas. Todas las leyes y teorías, según Popper, son conjeturas o hipótesis de ensayo que son aceptadas provisional y temporalmente. A diferencia de los positivistas, Popper cree que la ciencia no tiene porque encerrar verdades absolutas. M

Diversidad étnica y lingüística en el Perú

El Perú es el país con mayor diversidad de etnias, lenguas y familias lingüísticas de América, según el nuevo mapa etnolingüístico presentado por el Instituto Nacional de Desarrollo de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afro Peruanos (Indepa). El nuevo documento identifica a 71 etnias que coexisten en el Perú, así como a 67 lenguas nativas en cada etnia, clasificándolas en familias lingüísticas. Se trata de una importante actualización a cargo del antropólogo José Portocarrero, realizada luego de catorce años de haberse presentado por última vez un mapa similar. El nuevo documento identifica a 71 etnias que coexisten en el Perú, así como a 67 lenguas nativas en cada etnia, clasificándolas en familias lingüísticas. http://www.terra.com.pe/noticias/articulo/html/act1628365.htm (10 de febrero de 2009) La representación de los diversos pueblos en términos de razas ha simplificado groseramente dicha diversidad, pues la variedad de razas nunca ha sido tan grande, a diferencia de la diversidad cu

La Constitución Política del Perú (¿1979 o 1993?)

Pese a quien le pese: La Constitución Política del Perú de 1979 se encuentra vigente y por ende todos los peruanos le debemos obediencia. Tal como lo estipula su Art. 307: Esta Constitución no pierde su vigencia ni deja de observase por acto de fuerza o cuando fuere derogada por cualquier otro medio distinto del que ella misma dispone. …Es inaudito el tiempo transcurrido desde el golpe de estado del señor Fujimori, y todavía, seguimos siendo gobernados por el infausto estatuto de 1993. Durante los últimos años, desde el principio de la dictadura han habido muchos grandes luchadores en defensa de la Constitución… hemos querido aunarnos a esta lucha y en los seis últimos años hemos reclamado a los gobiernos ilegítimos de turno, ya sea vía Informes, Denuncias, Manifiestos y otros medios, el inmediato retorno a la Constitución de 1979. Pero desgraciadamente la ilegitimidad continúa. Hemos pedido a los miembros de la Constitución del Congreso del régimen García, el inmediato cese a los int